Tal y como indican desde ANEFHOP, Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado, la producción de hormigón preparado se ha incrementado pero especialmente provocada por el consumo privado.
Lejos aún de los números de los años anteriores a 2008, cualquier aumento en la producción nos permite ser optimistas.
La producción de hormigón preparado en España alcanzó en 2018, en términos acumulados de septiembre de 2017 a septiembre de 2018, los 15,4 millones de metros cúbicos, frente a los 13,9 millones del año anterior, representando así un crecimiento del 10,4% “provocado principalmente por el impulso de la obra privada”, explica nuestro director general, Carlos Peraita.
Según el último informe estadístico, la producción de hormigón preparado ascendió en el tercer trimestre de 2018 a 5,2 millones de metros cúbicos, lo que representa un incremento del 8,4% con respecto al mismo periodo del año anterior.
Obra Pública - Obra Privada
El motor de la economía de nuestro páis, al margen del turismo, es la obra pública y, tristemente, si ha habido un incremento en la producción del hormigón preparado ha sido gracias a las obras de titularidad privada. Los grandes entornos urbanos han sido lo que mayor demanda de hormigón han sumado.
Aunque desde el sector del hormigón - y el del cemento - se vienen demandando actuaciones más concretas para favorecer el empleo de este material, lo cierto es que, apenas, se ha concretado nada. De hecho, durante estos últimos meses se vuelve a oír hablar acerca de los beneficios de las carreteras fabricadas con hormigón que, aunque pueden resultar más costosas en el momento de la fabricación, son mucho más duraderas y económicas a la hora. de mantener.
“A pesar de dicho crecimiento, que esperamos se consolide en 2019, las cifras totales están muy lejos de los máximos del sector, fijados en 98 millones de metros cúbicos, y también de la estimación de dónde deberían estar las producciones”, asegura además Carlos Peraita. En la actualidad, el consumo per cápita se mantiene en 0,4 metros cúbicos, frente al 0,7 del resto de países europeos, lejos de lo que sería el objetivo de un metro cúbico por persona, nivel en el que debería encontrarse la producción de no haberse visto paralizada la inversión en mantenimiento y finalización de obra por la crisis.
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